Respiro el aire salado que me trae el mar. Allí donde esté lo puedo notar, lo huele una parte de mí que no es mi nariz. Cierro los ojos. Inspiro. Sonrío. Me hace sentir en casa. Me transporta a mi infancia. Arena, cielo, agua, sal. Me gusta ser mujer, pero me encantaba ser sirena.
8 comentarios:
Pocas veces nos damos cuenta de lo agradable que es respirar, no sólo por la narid.
Creo que sigues siendo sirena.
Si no, no me explico...
;)
Pav: Y además es increíble cómo se conecta el olfato con antiguos recuerdos, no crees?? Un beso, guapa.
Maria: Tú estás empeñada en que caiga rendida a tus pies, no??? Te pongo la prime en la lista para cuando me decida a pecar en brazos de una mujer. (Podemos decirle a Charlie que venga a mirar... JAJAJAJAJAJA... Qué mala soy.... arderé en el infierno!!!!)
Y UNA MIERDA!!!!!!!!!!!!!!
Jajajajjajajajajajaa... Joder, Charlie!!!! Lo que nos ha costao que te picaras un poco!!!!
:D
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Si ej que al final pican tós.
Y no es tan difícil hacerle la competencia a mi mago andaluz.
JA.
Chanfles, lo del olfato es increíble, no sé que opina la ciencia al respecto, pero hay momentos que llegan tal cual con un olor del pasado.
Me encantó la parte en la que dices que te gusta también ser sirena.
Que lindo.
Hola, Luís Manuel. Pues verás... es que de pequeñita fui casi sirena; me pasaba el verano metida en el mar :) Y ese olor no se olvida nunca. Por cierto, recuerdos a Chanfles... no tengo el placer de conocerlo ;)
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