6.11.07

Miradas

Ya no sé cuánto tiempo llevo aquí. He perdido la cuenta de los días, anestesiada; ya no quiero sufrir más. He deambulado por varios sitios. En todos ellos me han prometido bienestar. Pero todo han sido engaños. Sigo sin encontrar mi lugar en el mundo, si es que existe uno para mí.

Stanislav. Le echo tanto de menos!! En algún rincón de mi ser aún puedo recordar el contacto de sus manos, la seguridad que me producía sentirme entre ellas. Acunándome. Sintiéndome suya. Sólo suya. Pero se acabó. Todas las cosas tienen un final.

Me siento muy sola, a pesar de la gente. No son más que extraños que me dedican alguna mirada de incomprensión, con suerte alguna de admiración. Sé que soy bella. Lo sé. Pero no me consuela. No alivia mi pena.

Pero desde hace unos días hay unos ojos que me miran. Una mirada medicinal, que me cura y me hipnotiza. Siento en ella deseo, comprensión, placer, felicidad. Y esos ojos mágicos derriten mis penas como un cazo de nieve al fuego. Sé que me ama. He aprendido a reconocer las miradas, a aprender su lenguaje. Y siento en mí sus manos, tan cálidas… Me acaricia suavemente. Sonrie de satisfacción.

He encontrado mi lugar en el mundo. Junto a esos ojos que me miran todos los días. Aquí puedo sentirme realizada. Ahora sé el porqué de todo. Ahora sé qué vine a hacer a este mundo. Vine a satisfacer los sentidos, a dar placer. Placer estético. Y lucir toda mi belleza, mi vítrea y escultórica belleza.


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